El mismo día 31 de julio y tras la reunión de presentación nos llevan, en primer lugar, a visitar el centro de salud. Las condiciones de éste son pésimas y el botiquín apenas cuenta con más de cinco tipos de medicamentos en muy pocas cantidades para toda la comunidad.
Allí nos explican que en Gouro no disponen de una matrona y que ése es el principal problema, ya que muchas mujeres en cinta mueren. No hay enfermero ni médico y los que están, como Chedei Wour, están poco formados. Es la propia Chedei la que continúa explicando:
Yo mismo estoy poco formada. Hay un comité de sanidad que se encarga de conseguir dinero y comprar los medicamentos. Se lo dan a los enfermos y les cobran lo que ellos puedan dar para que ello permita seguir comprando medicinas. No hay más que dos cuartos y no hay camas para los enfermos. Hay muchísimos problemas dentarios entre los niños y no tienen una solución. Incluso los problemas dentarios derivan en problemas oculares. Los medicamentos vienen de Fada y Faya y se trata de medicamentos muy genéricos.
Teóricamente hay un enfermero pero en la realidad nunca aparece por aquí y soy yo la que me encargo de la salud de toda la comunidad. Vienen expertos enfermeros pero no quieren quedarse, ellos prefieren quedarse en el confort de las grandes ciudades. Por ello, nos gustaría formar matronas que se queden aquí y no que vengan y después se vayan.
Cuando hay un parto nunca estamos seguros de si la mujer va a sobrevivir. Normalmente uno de los dos, el niño o la madre, muere. Cuando hay problemas de parto, preparamos una furgoneta llena de arena en la parte de atrás y encima tumbamos a la mujer para conducirla hasta Faya. Ni siquiera pedimos medicina general sino matronas para las mujeres porque nuestro futuro son los niños.
De Gouro a Faya hay 220 kilómetros de durísimo desierto en el que de manera habitual los vehículos quedan encallados en la arena. De modo que el trayecto puede durar medio día y significar la muerte de la madre, el niño o ambos. Por ello insisten en la necesidad de una matrona que se quede en el propio pueblo y evitar así tantas muertes de madres y de niños.
Allí nos explican que en Gouro no disponen de una matrona y que ése es el principal problema, ya que muchas mujeres en cinta mueren. No hay enfermero ni médico y los que están, como Chedei Wour, están poco formados. Es la propia Chedei la que continúa explicando:
Yo mismo estoy poco formada. Hay un comité de sanidad que se encarga de conseguir dinero y comprar los medicamentos. Se lo dan a los enfermos y les cobran lo que ellos puedan dar para que ello permita seguir comprando medicinas. No hay más que dos cuartos y no hay camas para los enfermos. Hay muchísimos problemas dentarios entre los niños y no tienen una solución. Incluso los problemas dentarios derivan en problemas oculares. Los medicamentos vienen de Fada y Faya y se trata de medicamentos muy genéricos.
Teóricamente hay un enfermero pero en la realidad nunca aparece por aquí y soy yo la que me encargo de la salud de toda la comunidad. Vienen expertos enfermeros pero no quieren quedarse, ellos prefieren quedarse en el confort de las grandes ciudades. Por ello, nos gustaría formar matronas que se queden aquí y no que vengan y después se vayan.
Cuando hay un parto nunca estamos seguros de si la mujer va a sobrevivir. Normalmente uno de los dos, el niño o la madre, muere. Cuando hay problemas de parto, preparamos una furgoneta llena de arena en la parte de atrás y encima tumbamos a la mujer para conducirla hasta Faya. Ni siquiera pedimos medicina general sino matronas para las mujeres porque nuestro futuro son los niños.
De Gouro a Faya hay 220 kilómetros de durísimo desierto en el que de manera habitual los vehículos quedan encallados en la arena. De modo que el trayecto puede durar medio día y significar la muerte de la madre, el niño o ambos. Por ello insisten en la necesidad de una matrona que se quede en el propio pueblo y evitar así tantas muertes de madres y de niños.
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